El punto fuerte de la Eurozona en los últimos años no ha sido la rentabilidad. El margen de intermediación financiera se ha visto afectado por los reducidos tipos de interés. Todo ello ha conseguido que los bancos disminuyan sus beneficios, dificultando el crédito. Estos son síntomas que hacen que la actual economía y banca de Europa se asemeje a la de Japón.
Algunos protagonistas económicos, como David Folkerts-Landau (economista jefe de Deutsche Bank), afirman que la zona euro está cerca de padecer una enfermedad parecida a la del sector nipón. Allí la banca lucha con la rentabilidad haciendo que la economía se resienta. Esta tendencia es muy importante en muchos lugares de nuestro continente donde el buen o mal momento de los bancos afecta directamente a la situación económica. Estamos ante un sistema bancario del que depende el 75% de la financiación empresarial y el 90% de la financiación particular en Europa. Por ello, Folkerts-Landau sentencia que la gran dependencia de la banca conseguirá un estancamiento en la economía si los bancos no logran balances y rentabilidades solidas y competitivas.
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